El psiquiátrico



Era un día nublado, tal vez había un poco de nieve, no lo recuerdo bien, yo trabaja de periodista y lo que me pedían era normal… ir a hablar con un político, ir a entrevistar a un vendedor y cosas del estilo. Pero un día me mandaron a entrevistar a unos locos del psiquiátrico Godland. Yo acepté pensando que iba a ser un día normal de trabajo. ¡Que ingenuo que era yo!

Estaba manejando en mi auto viejo, era de mi abuelo ya fallecido, como el viaje era largo puse un poco de música,  de repente pasa una sombra delante de mí, pasó de manera tan rápida que ni siquiera pude llegar a frenar, bajé del auto, me doy cuenta de que no choque nada pero estaba seguro que vi algo pasar. ¿Tal vez fue una alucinación? No lo sé al día de hoy… Llegué al psiquiátrico finalmente, parece que todos estaban durmiendo debido a que las luces de la zona estaban apagadas, pero no me iba a detener. ¡Hacer esto me convertiría en el orgullo de mi familia! Toque la puerta pero nada, apreté el timbre pero solo escuche un sonido distorsionado, me asuste un poco pero eso no me iba a detener, veo que hay un hueco entre las paredes, no era de mi tamaño pero me di cuenta que la pared era tan vieja que se rompía fácilmente, lo único que hice fue darle algunas patadas a esa pared y meterme ¿Trabajo fácil no? Obviamente no iba a ser tan fácil,  cuando me acuesto para meterme siento algo en mi cuello, algo caminado lentamente como si estuviera calculando sus pasos, trato de agarrarlo y me pica, entonces golpeo con la mano el cuello, ahora parece que lo mate, pero sentí un líquido en mi cuello ¿Será sangre del bicho? Aunque debería de tener el color característico de la sangre, tenía un color morado, me sorprendí pero no le di tanta importancia.

Logré ingresar, al parecer a los pacientes les gustaban pintar, tenía una atmosfera un poco terrorífica, todo estaba en silencio, por un momento creí que el lugar estaba abandonado. Escucho el sonido de una puerta lentamente abriéndose, me congelé totalmente, no veía quien era pero percibí la voz de un hombre, un poco agitado al parecer, el sonido se va pero yo sigo congelado, el tiempo parecía eterno en ese lugar. Me entra coraje y doy el primer paso, para mi suerte el piso no hizo ningún ruido desfavorecedor. Abro una puerta y el terror vuelve… Veo a una persona desangrándose rápidamente, trato de ayudarlo y lo único que quiere es decirme algo: ¡Ellos! ¡Si no te escondes te mataran! ¡No puedes luchar, solo puedes esconderte o escapar! La piel se me eriza al darme cuenta que los pacientes no eran locos normales. Trate de abrir la puerta principal pero parece que estaba rota, probé de todas las maneras posibles para salir pero nada… mi destino era la muerte.

Mientras estaba explorando la zona encontré un ascensor ¡Eureka! Entro y presiono el botón para el piso 4, me llevo hacia ahí, cuando llego veo algo, un­ rastro de sangre que parece llevar al baño, había a la izquierda unas escaleras y un balcón, pensé de que la sangre iba llevarme hacia alguna pista para escapar pero no. Veo a un hombre de dos metros que parece como si le hubieran cortado toda la piel con un cuchillo de carnicero,  para mi desgracia el me ve y  dice: ¡Te voy a matar como si fueras una cucaracha! Lo único que mi mente pensó es ir por las escaleras, funcionó y logre esquivarlo pero sabía que mi táctica no iba a durar mucho tiempo… por ahora estaba seguro. En mi libreta  anotaba todos los muertos  que veía. Entré en una sala y encuentro un milagro, un teléfono funcionando, trate de llamar al 911 pero justo cuando iba a decir la ubicación en donde estaba, no alcancé a poder reaccionar y sin darme cuenta alguien me sedó, mientras me decía: “Dios te mando aquí para una misión, no la abandones Josh”

Desperté en otro ascensor, no duró mucho eso ya que me dormí otra vez, después aparecí en un subsuelo, me metieron en algo parecido a una celda, traté de abrirla pero él me dijo: “Ahora Dios decidirá tu destino junto a tus otros compañeros” Yo aún estaba medio dormido  le pregunto: ¿Quiénes otros? Él cerró la puerta metálica de manera brusca, traté escapar otra vez y con un par de empujones ya pude abrirla. Me di cuenta de que no estaba solo, había muchos prisioneros,  algunos estaban desfigurados o tenían discapacidades, solo había un foco que iluminaba el pasillo,  escuché la puerta metálica abrirse y gritó: “Los mataré y los destripare a cada uno de ustedes” reconocía esa voz, ¡Era el que me había encontrado en la zona 4! El corazón empezó a latirme tan fuerte que pensé que iba a reventar, al querer salir corriendo tropecé porque había poca luz, cada vez lo escuchaba más cerca, pensé que era mi fin cuando lo escuche detrás de mí susurrando: “Por fin nos encontramos pequeña rata” De repente alguien lo atacó por la espalda, el psicópata trató de defenderse pero cayó desde el tercer piso hasta al primero,  aproveché la oportunidad y escapé del subsuelo, realmente no sabía adónde iba solo estaba escapando y escapando, cuando me encuentro una pequeña capilla religiosa, ahí veo de repente alguien que me dice: “¡Que alegría, pudiste escapar!” Lo  único que yo quería hacer es matarlo, pero antes de que pudiera llegar a acercarme me golpeó y caí, desde el suelo, le grité: “¡Que quieres de mi maldito!” Él se quedó callado por unos segundos y lo único que dijo fue: “Ve a las alcantarillas y si logras encontrar la debilidad de Judas ya no necesitarás mi ayuda”  Ni siquiera le hice preguntas, busqué la zona de alcantarillas, me adentré a ese lugar, lo que no me esperaba era el olor a podrido que había.

Me tapé la nariz con mi abrigo y seguí el camino, escuché algunos ruidos que venían de la tapa de una alcantarilla, no podía abrirla pero sí escuchar unas voces desconocidas Rápidamente me doy cuenta de que no soy la única persona cuerda aquí, si no de que hay policías o algo parecido, intenté que se dieran cuenta que había alguien más pero no se enteraron. El camino se bloqueó pero eso no me iba a detener. Traté de entrar por otra salida, que para mi suerte se podía abrir,  era un baño, el más sucio y oscuro que vi en mi vida, por lo menos era una salida, que llevaba a una biblioteca, los libros estaban rotos y había solo más muertos. No vi algún rastro de los policías aquí, aunque vi una puerta de emergencia. La abrí y me llevó a un patio, no veía nada, seguramente tenía que reestablecer la luz, aunque no sabía cómo, solo pude guiarme con una linterna que alumbraba mal, había tanto viento que me caí, pude levantarme, eso solo duro unos segundos ya que alguien me agarro del cuello, la silueta me era conocida, le pregunte: “¿Por qué tienes tantas ganas de matarme?” Él me apretó de manera más fuerte el cuello y me respondió: “Entraste al mismísimo infierno, ahora no empieces a llorar como una niñita”. Trate de darle una patada pero no sirvió, yo sabía que él tenía lastimado el cuerpo en alguna parte, solo tenía que buscar con la linterna y encontré la herida y se la presioné fuertemente hasta que me soltó y pude escapar. Continuo hacia una puerta que me conduce al pasillo más putrefacto, el pasillo estaba lleno de muertos que seguramente tenían varias semanas. Pude encontrar la caja de fusibles y reestablecí la energía, ahora mi única meta era sobrevivir y escapar.

Estaba buscando rápidamente una herramienta que sirva, cuando escucho la voz del psicópata que parecía muy enojado, con unas bidones de kerosene a mi alcance, comencé a derramarlas por todo el lugar para quemarlo todo. Él viene hacia mí con toda la furia del mundo, me agarra y dice: “¿Te creías tan inteligente presionando la herida eh?” Empezó a apretarme el cuello cada vez más fuerte, ya con poco aire le dije: “Si te quedas a ahorcarme podrías morir quemado” Su cara se tornó en confusión cuando prendí el encendedor y lo dejé caer sobre el piso con combustible. Se dio cuenta de haber caído en mi trampa, pero no le importó y siguió apretándome cada vez más fuerte mientras todo se empieza a prenderse fuego desde sus pies. En su desesperación me suelta y voy a hacia la librería, recuerdo la puerta de ingreso a este infierno. El corazón estaba palpitando tan fuerte como nunca, empujándome con toda su fuerza al exterior del lugar, chocándome con un policía que se asusta y me dispara…

Desde ahí solo recuerdo unas personas hablando y un profundo vacío, sentía que no estaba en mi cuerpo, no sentía nada de dolor. Me despierto en una camilla de hospital, estaba solo, somnoliento  veo que alguien abre la puerta. Me asusté recordando el sonido de la puerta del subsuelo del psiquiátrico, pero solo era el doctor que se sorprende: “Oh! Por fin despertaste.” Le pregunto que me pasó y él me cuenta toda la historia.

 Ya han pasado 3 años. Renuncié al Diario donde trabajaba pero no del periodismo. Ahora me dedico a investigar a fondo sobre los misterios que aún no se han contado del psiquiátrico Godland.


Por Francesco Frigini

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