Mortalmente vivo



Estaba sentado en mi sofá rojo oscuro, viendo la tv en un canal de realitys shows, cuando escucho un ruido fuerte que me asusta proveniente del patio. Me acerco y siento un olor putrefacto que me espanta, me entra coraje y abrí la puerta, me horroricé cuando vi un cuerpo tirado en mi patio como si fuera una bolsa de basura. Tenía tanto miedo que no podía hacer nada, sentía que era una pesadilla tomando realidad de una manera tan cruel y cruda que no podía tragar mi propia saliva. Ni siquiera quería llamar a la policía porque pensaba que me arrestarían, solo me fui a dormir con una sensación de terror culposo. Cuando desperté, rápidamente tuve que tapar con trapos los bordes de la puerta para dejar de sentir ese olor terrible entraba a la casa, aún tenía miedo y tal vez un poco de escalofríos. Unas horas después, para eliminar el olor cadáver en descomposición, le puse una sábana con un perfume abrasivo que lo tape.

Ya iba el tercer día y estaba nervioso, no podía creer que tenía un muerto en mi propio patio, no quería que me traten como a un monstruo, solo quería pensar que era una pesadilla muy mala pero tristemente eso no pasaba. Trataba de agarrar el teléfono para llamar al 911 pero algo me decía que no lo haga. Estaba asustado, con un miedo inexplicable. Ya era el cuarto día y me arriesgué a lo más loco en éste tipo de situación, agarre el tubo negro del teléfono y llame a la policía.

- 911 ¿Cuál es su emergencia? –me respondieron con firmeza.

- Hay un muerto en mi patio -Colgué rápidamente el tubo y empecé a temblar.

Como si todos mis mayores temores estuvieran expresados en forma física, un frío subía por mi espalda lentamente, sabía que me iban a arrestar pero ¿Cómo se darían cuenta? ¿Pueden rastrear las llamadas?

Una hora después, escucho las sirenas, sabía que era mi fin entonces solo abrí la puerta y levante las manos, los policías entraron y me esposaron.

-¿Hay un muerto por aquí? –preguntó el oficial y con la mirada lo guie al patio.

Abrió la puerta y se tapó la nariz con su brazo, tosió un poco y vio que había alguien o algo en la oscuridad. Enciende su linterna mientras me lleva para que vea si esa cosa era el muerto, se gira para decirme algo pero de repente se escucha una voz diferente, como amargada y sin fuerzas que decía:

-“Él no me mato”


Por Francesco Frigini

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